¿Realmente necesitamos comprar una vivienda? Muchas veces, no. Lo que pasa que no siempre sabemos ver las oportunidades tan excelentes que ofrecen nuestras casas. Una de las dudas más comunes suele ser esta: ¿Compras o rehabilitas?
En ocasiones creemos que nuestras casas ya no nos sirven por diversas circunstancias ya que se han modificado (aumenta la familia, el teletrabajo, etc.), y pensamos que estas no se adaptan a nuestras necesidades.
Pero existen soluciones, ya no solo como particulares sino como sociedad, y es acometer rehabilitaciones energéticas en nuestras viviendas.
Son reformas que incluyen mejoras en la envolvente térmica de los edificios (fachadas, cubiertas, ventanas, etc.), en las instalaciones de agua caliente sanitaria, climatización y en la iluminación, para reducir el consumo energético (y, en consecuencia, la factura), mejorando de esta forma el confort interior y reduciendo la pobreza energética.
Todavía la mayoría de los usuarios de viviendas no tienen el mismo conocimiento o inquietud respecto al funcionamiento energético de sus hogares. Ésta es una gran tarea que tenemos pendiente como sociedad. Rehabilitar es más barato que comprar, te ofrece un nuevo hogar, y además ganas en:
- confort de la vivienda
- eficiencia energética
- ahorro en suministros
- mejora de la salud y el bienestar de los habitantes
- revalorización de la vivienda
Es una realidad el hecho de que, en muchísimas ocasiones nos parece normal gastarnos 20.000€ o 30.000€ en un vehículo que se deteriora día tras día y que sustituimos cada 10 años. Sin embargo, nos resulta inconcebible invertir la misma cantidad en arreglar, mejorar, mantener nuestra casa, en el espacio donde comemos y dormimos. Sabiendo, además, que se trata de una inversión recuperable en el caso de una rehabilitación energética.
Si a ésto añadimos el hecho de que ya existen ayudas y subvenciones a la rehabilitación energética de las viviendas, sin duda la opción de compra es, como mínimo, para ponerla en duda.
¿No te parece?